En México, 2025 es un año de cambios. Estamos recorriendo el camino de un segundo gobierno de izquierda, que por primera vez en toda nuestra historia es comandado por una mujer presidenta: Claudia Sheinbaum.
Recientemente coincidimos en año electoral con nuestro vecino y mentor del norte, Estados Unidos. Siendo el Partido Republicano, encabezado por Donald Trump, quien tomará protesta el próximo 20 de enero, por segunda vez al mando del país. Durante su campaña electoral, ha manifestado abiertamente el incremento de aranceles a los productos mexicanos, alegando que no se respetan las reglas de origen y que se infiltra mucho producto chino disfrazado de mexicano en el mercado estadounidense.
Nada más cercano a la realidad, ya que un sinfín de empresas asiáticas se han acomodado en el país buscando las oportunidades que prometía el nearshoring, en algunos casos dentro del marco legal de los tratados comerciales y, en muchos otros, no; ya sea por buscar ventaja, desconocimiento o un caso que yo particularmente he visto: compras condicionadas a cambio de un certificado de origen.
Ante el triunfo del Partido Republicano y el recuerdo histórico de que el mandatario al gigante asiático sí le impuso cuotas arancelarias de castigo durante su gobierno, nuestro país se vio ante una situación de incremento inminente a los productos de exportación hacia Estados Unidos.
Así que México ha reaccionado con la imposición de nuevos aranceles, que, a mi parecer, buscan no solo atacar la problemática con el socio comercial, indicándole que cuidamos sus intereses, sino también abordar la baja productividad y presencia en el PIB nacional del sector. Además, es una medida recaudatoria para mantener los programas sociales con los que navega el partido.
En consecuencia, el pasado 19 de diciembre se publicó la medida, que entró en vigor al día inmediato siguiente y de manera temporal hasta el 23 de abril de 2026: un arancel del 35 % a 138 fracciones arancelarias correspondientes a productos confeccionados y a otros 17 códigos arancelarios con un 15 %. Además, se incorporaron cerca de 300 fracciones al Anexo 1 del decreto IMMEX, lo que prohíbe su importación temporal; es decir, no podrán ser utilizadas por maquiladoras sin el pago de impuestos. Estos aranceles no aplican a países con tratados, y se indicó que más fracciones podrían verse afectadas en el futuro.
De acuerdo con nuestro gobierno, se tomó esta medida debido a la pérdida de empleos en la industria textil y al abuso de programas de fomento económico como IMMEX, donde empresas importadoras/exportadoras deben retornar al extranjero al menos el 80 % de los productos importados. Según el informe gubernamental, 48 fracciones de la industria no cumplieron con esta obligación, comercializándose en el mercado nacional sin pagar arancel, IVA, derechos de trámite aduanero e ISR. Estos beneficios están destinados únicamente a productos temporales para transformación o integración en un proceso productivo y posterior exportación.
La medida ha sido bien recibida por las cámaras nacionales textileras, pero ha generado inconformidad en la industria maquiladora. Las acciones buscan equidad de competencia en el mercado nacional. En mi perspectiva, también mandan un mensaje al mandatario estadounidense de que somos solidarios con ellos en la guerra comercial.
Otra medida de regulación comercial y protección a la industria nacional es la que, finalmente, el 30 de diciembre del año pasado, determinó cómo llevarse a cabo: el pago de aranceles a mercancías adquiridas en el exterior por medio de plataformas digitales que ingresen al país como pequeñas importaciones, un tema que abordé en la edición pasada.
Actualmente, ante la Agencia Nacional de Aduanas, se encuentran inscritas 18 empresas de paquetería autorizadas para realizar despachos T1 o globales, modalidad para pequeños importadores que compran productos para uso personal y no para comercialización. Todas las importaciones que lleguen al país por medio de estas empresas, a partir del 1 de enero de 2025, bajo este esquema, deberán someterse al pago de un impuesto de importación del 19 %, sin importar su valor, siempre y cuando no excedan el monto autorizado.
Anteriormente, el pago de contribuciones aplicaba a partir de los 50 dólares americanos. Ahora, todos pagan, con excepciones para mercancías de procedencia americana o canadiense bajo el beneficio del T-MEC. Para las mercancías de estos socios, hay cargos escalonados: de 1 a 50 USD con tasa exenta; de 50 a 117 USD con un 17 %; y de 117 a 2,500 USD con un 19 %. Cabe mencionar que estos porcentajes solo corresponden a la tarifa de importación; aún falta agregar los impuestos nacionales, como el IVA.
Esta medida busca combatir las importaciones informales o el contrabando técnico, que creció durante la pandemia. Muchos nacionales encontraron sencillo importar y comercializar vía electrónica sin cumplir regulaciones ni pagar impuestos.
Es importante destacar que realizar el pago de estos impuestos no convierte la importación en deducible ante el SAT, ya que el pedimento de ingreso se realiza a nombre de la paquetería, y el pago lo efectúa esta misma con un cobro posterior al cliente. Por lo tanto, no cumple con los requisitos para ser considerado como una deducción fiscal.
Por último, hay una restricción adicional para refacciones de automotores, bicicletas y sus partes, que quedan excluidas del esquema simplificado. En estos casos, será obligatorio contar con padrón de importadores y usar los servicios de un agente aduanal autorizado, realizando operaciones definitivas con el RFC del importador, lo que permitirá la deducción fiscal.
En mi opinión, antes de incrementar impuestos se deberían implementar medidas más efectivas para combatir el contrabando, ya que los aranceles propician un aumento en la inflación y ejercen poco control sobre estas prácticas ilegales.
Lic en Negocios Internacionales por la Universidad de Guadalajara, Especialista en Legislación aduanera, compras, logística y negociación en mercados asiáticos y interprete de Mandarín, Fundadora y CEO de grupo GCB integrado por Agencia Aduanal, Transporte, Consultoría al Comercio Internacional.