Partamos de la premisa de que un mensaje tendrá distintas respuestas, pues este es un estímulo que afectará a diferentes receptores, quienes lo decodificarán y, basados en su cultura, percepción y estado de ánimo, harán una interpretación particular del mismo.
La primera gran división estará entre aquellos que acepten y aquellos que rechacen la idea central del mensaje-estímulo.
¿Y por qué esta separación? Cada receptor posee una escala de valores y una carga de subjetividad que moldeará su opinión y/o reacción ante el contenido comunicacional recibido.
Cada persona realizará una valoración de lo que cree que es el mensaje.
A través de sus procesos cognitivos, efectuará una interpretación y, por ende, formulará una concepción propia, produciendo una retroalimentación de acuerdo con sus criterios.
Entonces, ¿es imposible lograr un proceso de persuasión eficaz?
A pesar de la capacidad del sujeto receptor para interpretar y decodificar los mensajes, el efecto persuasivo está inmerso en otros elementos del proceso de comunicación.
Explico: la comunicación no puede ser concebida como un mero proceso informativo, ya que va más allá.
Y no solo está sujeta a los principios del lenguaje oral o visual, sino también a elementos determinantes del entorno social, emocional y sociocultural.
¿Por qué tiene éxito un determinado mensaje político? Porque las condiciones sociales están dadas. Dicho de otro modo, el mensaje es una semilla que cae en la tierra fértil de una sociedad ávida de ese estímulo.
Veamos tres casos puntuales: ¿Si en la Venezuela de los años 90 no hubiera existido un cansancio social hacia el sistema político democrático, habría tenido éxito el discurso de Hugo Chávez? O ¿si en la Europa de inicios del siglo XX no hubiera existido un sentimiento antisemita previo, habrían tenido eco las ideas de Adolf Hitler en Alemania? O ¿si no hubiera habido una opinión colectiva en Argentina sobre el fracaso del socialismo y de las posturas moderadas, habrían triunfado en la elección presidencial las revolucionarias y radicales (en el buen sentido de la expresión) ideas liberales de Javier Milei?
El factor social —el clima social— es determinante para la efectividad de un mensaje determinado.
El «momentum» no siempre es reconocido o aprovechado; aunque pudiéramos decir que, a veces, la propia sociedad engendra un mensaje colectivo de apoyo o rechazo a una idea.
Ahora, entendiendo que el mensaje-estímulo está condicionado en su efectividad al clima social, debemos precisar otros aspectos más individuales. Por ejemplo, el receptor tiene determinadas creencias que jugarán un papel crucial a la hora de interpretar un mensaje.
Estas creencias, valores o principios son producto de la interacción social, ya sea desde el núcleo familiar, la tradición nacional o las relaciones humanas en escuelas, trabajos o comunidades. O incluso, son resultado de experiencias personales.
Estos factores interceden en los procesos de decodificación e interpretación del mensaje-estímulo, generando la respuesta, que será favorable o no, de acuerdo con la incidencia de estos elementos.
¿Qué hacer para lograr un modelo efectivo de comunicación política?
- Evitar mensajes destinados a “todo el mundo”: Quien intenta hablar a todos, termina hablando con nadie.
- Precisar el público objetivo: Conocer sus estándares morales, gustos, modas e inclinaciones para concretar un mecanismo comunicacional acorde y efectivo.
El emisor, en este modelo propuesto, tampoco puede ser único.
La unificación del mensaje se logra a través de la multiplicidad de fuentes; es decir, muchos emisores repitiendo el mismo mensaje.
La exposición reiterada del estímulo optimizará su efecto y generará la sensación de sumatoria, esencial en el proceso persuasivo.
Otro aspecto crucial —ahora más que nunca— es la definición de códigos comunicacionales.
Cada segmento de receptores posee sus propios códigos comunicacionales, ya sea por estrato social, edad o gustos. Por lo tanto, es indispensable que la determinación del público objetivo esté entrelazada con el código del mensaje a ser difundido.
Asimismo, la elección del canal por donde se envía el mensaje es fundamental, ya que, en la era moderna, no todos los públicos emplean los mismos canales de comunicación e interacción.
Pudiéramos decir que el modelo se resume de la siguiente forma:
Emisores – (Mensaje) – Canal – (Código) – Públicos determinados – (Valores y Clima) – Respuesta deseada.
Obviar el ambiente social y los factores personales (miedos, anhelos, experiencias, valores) es uno de los errores más comunes en la elaboración de planes de comunicación. A veces, los diseños comunicacionales se basan más en modas o en los gustos del emisor que en una visión realmente estratégica del proceso.
Cada vez es más importante evaluar los procesos comunicacionales que se emplean, desde el uso del código, el lenguaje y los mensajes, hasta la estructuración o reformulación de los públicos objetivos.
Además, es crucial considerar la movilidad del pensamiento colectivo, ya que las sociedades tienden a cambiar aspectos, sobre todo en su esquema de valores y en los usos lingüísticos.
El lenguaje no solo son las palabras, sino también los íconos empleados en los procesos de difusión. Todo esto influye y son elementos importantes al moldear un plan de comunicación.
¡Comunícate y hazlo bien!
Licenciado en Comunicacion Social por la Universidad Santa María (Venezuela), con especialización en Gobierno Abierto por la Organización de Estados Americanos (OEA). Fue responsable de prensa del candidato a la presidencia de Venezuela Manuel Rosales, ha sido asesor de campaña de varios candidatos, además de fungir como director de comunicación en alcaldías y gubernaturas. Así mismo fue asesor de la Asamblea Nacional de Venezuela en materia de Comunicación.