
El crecimiento desordenado de las ciudades y la planificación inadecuada de la infraestructura urbana crean zonas más vulnerables a los desastres ambientales. Por el contrario, las ciudades resilientes permiten construir sistemas capaces de resistir, absorber, adaptarse y recuperarse de los efectos causados por los principales desafíos ambientales. Descubra en este texto qué son las ciudades resilientes y cuáles son las directrices y caminos para construirlas.
Copenhague – Dinamarca
Las ciudades resilientes son aquellas que logran adaptarse y recuperarse de adversidades como desastres naturales, crisis económicas y cambios climáticos. En el contexto del desarrollo sostenible, estas ciudades se destacan por implementar prácticas que mejoran la calidad de vida de sus habitantes. Ejemplos destacados incluyen Copenhague (Dinamarca), que busca convertirse en la primera capital neutra en carbono para 2025; Melbourne (Australia), que desarrolló un plan de adaptación al cambio climático; y Vancouver (Canadá), que promueve el uso del transporte público y la construcción de edificios sostenibles. Estas ciudades integran soluciones verdes en su planificación urbana, fomentando entornos más saludables para sus ciudadanos.
Quito – Ecuador
Consecuencias de eventos climáticos extremos en las ciudades
Los eventos climáticos extremos y los desastres ambientales se han intensificado en los últimos años, desafiando la capacidad de las ciudades para garantizar seguridad y bienestar. Este reto está claramente enmarcado en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 11 de la Agenda 2030, que busca fomentar ciudades resilientes. Se estima que 20 millones de personas se verán desplazadas anualmente por el cambio climático, y un aumento de 4°C, sin medidas de adaptación adicionales, afectará a 2,100 millones de personas a nivel mundial. Con más de la mitad de la población viviendo en zonas urbanas —y desempeñando un rol clave en el desarrollo global— las ciudades son fundamentales para lograr una reducción significativa de emisiones y avanzar hacia un desarrollo resiliente al clima.
Un caso reciente y trágico ocurrió en el estado de Rio Grande do Sul, Brasil, en mayo de 2024, donde 478 ciudades y casi 2.4 millones de personas resultaron afectadas. El desastre dejó 806 heridos, 29 desaparecidos y 182 muertos confirmados. Se estima que el impacto económico podría alcanzar los 97 mil millones de reales. Otras consecuencias del cambio climático incluyen olas de calor y sequías severas. Por ejemplo, en 2003 una ola de calor en Europa causó más de 70 mil muertes. Aunque los riesgos se incrementan rápidamente, la tendencia mundial hacia la urbanización representa también una oportunidad para promover el desarrollo resiliente. Planificar e invertir de forma integrada e inclusiva —considerando infraestructura social, ecológica (verde) y física (gris)— puede aumentar significativamente la capacidad adaptativa de las ciudades.
Ciudad de Curitiba – Brasil: ejemplo de resiliencia
Curitiba es frecuentemente citada como un modelo de planificación urbana sostenible en Brasil. La ciudad implementó un sistema de transporte público integrado que disminuye el uso de automóviles y mejora la movilidad. Además, invierte en espacios verdes y programas de reciclaje, fomentando la conciencia ambiental y fortaleciendo su resiliencia.
Otras ciudades brasileñas, como São Paulo y Recife, también han emprendido esfuerzos para volverse más resilientes. São Paulo ha invertido en proyectos de drenaje y en áreas recreativas que funcionan como reservorios durante lluvias intensas. Recife, por su parte, ha trabajado en la recuperación de manglares que actúan como barreras naturales ante el aumento del nivel del mar.
El rol de los gobiernos y actores clave
El papel del gobierno es esencial en la promoción de ciudades resilientes. En Brasil, se han implementado políticas públicas como el Programa Ciudades Resilientes, que apoya a los municipios en la elaboración de planes de acción. Además, la colaboración con el sector privado resulta estratégica: las empresas pueden aportar innovaciones tecnológicas e inversiones en infraestructura sostenible. Por su parte, la participación ciudadana es crucial para el éxito de las iniciativas, ya que comunidades informadas y comprometidas pueden generar soluciones locales y contribuir activamente a la ejecución de los proyectos. La educación y la concienciación sobre los riesgos y medidas de prevención fortalecen la resiliencia urbana.
Desafíos para la implementación de ciudades resilientes
En Brasil, la implementación de ciudades resilientes enfrenta numerosos desafíos. Entre ellos: la escasez de recursos financieros, la burocracia institucional y la falta de articulación entre los distintos niveles de gobierno. A esto se suma la desigualdad social y económica, que limita el acceso de algunas comunidades a servicios esenciales, haciéndolas más vulnerables. Sin embargo, herramientas tecnológicas como sistemas de monitoreo en tiempo real, aplicaciones de alerta y plataformas de gestión de datos pueden mejorar la capacidad de respuesta ante emergencias. En el país han surgido startups e iniciativas que desarrollan soluciones adaptativas frente al cambio climático y otros retos urbanos. El futuro de las ciudades resilientes dependerá de la continuidad de esfuerzos en planificación urbana sostenible, de la integración de políticas públicas y de una participación ciudadana activa para enfrentar los desafíos que se presenten.
Porto Alegre – Brasil: innovación y legislación en resiliencia
La ciudad de Porto Alegre, en el sur de Brasil, ha sido pionera en la integración de redes internacionales de resiliencia. Cuenta con un marco legal sólido, gestionado por la Secretaría de Gobernanza Ciudadana y Desarrollo Rural (SMGOV), y ha sido certificada como HUB de Resiliencia por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR). Esta distinción reconoce su capacidad para reducir riesgos y le permite acceder a inversiones internacionales.
En octubre de 2023, Porto Alegre reguló su Ley de Resiliencia, que creó el Comité de Resiliencia, presidido por el jefe del ejecutivo municipal e integrado por más de 20 organismos gubernamentales. Su propósito es actualizar permanentemente la Estrategia Municipal de Resiliencia. Dicha estrategia se sustenta en acciones vinculadas a cinco ejes: movilidad urbana, regularización de tierras, prevención de riesgos, cultura de paz y un ecosistema dinámico e innovador —que incluye la producción primaria.
Porto Alegre se posiciona, a nivel nacional e internacional, como promotora de un enfoque integral de resiliencia urbana, capaz de abordar desafíos complejos como el cambio climático, la sostenibilidad y la gestión de desastres.
Posgrado en Gestión Pública y Docencia Universitaria por la Facultad Anhanguera. Tiene especialización en Psicología Social, Grupos Operativos y Psicodrama por la Universidad Popular La Bocca de Argentina, y es funcionario público municipal desde 1987. Es coordinador del Equipo de Articulación con los Consejos Municipales de la Municipalidad de Porto Alegre.



