Al momento de escribir este artículo ya se han publicado varias encuestas de salida, así como ha iniciado el conteo de votos de las elecciones federales en Alemania que han arrojado resultados que marcan un punto de inflexión en la política del país, al tiempo que evidencian los desafíos estructurales que enfrenta la mayor economía europea. Los datos preliminares y las proyecciones a boca de urna, como las de ARD/Infratest Dimap, revelan un panorama político fragmentado, con un crecimiento explosivo de Alternativa para Alemania (AfD), un declive significativo de la Unión Democristiana/Cristiana Social (CDU/CSU) y una debacle histórica del Partido Socialdemócrata (SPD). Sin embargo, el sistema electoral alemán, con su dependencia de coaliciones tradicionales, podría perpetuar la incapacidad de abordar las crisis económicas y geopolíticas que amenazan el futuro de Alemania, desde el fin de la energía barata rusa hasta la pérdida de competitividad frente a China.

Crecimiento de AfD
Los datos preliminares son claros: AfD se ha consolidado como la segunda fuerza política con más del 20 % de los votos. Para darse una idea, esta agrupación política pasa de tener un 4,7 % de votos en 2013 a un 20 % en 2025. Es decir, en solo 12 años (2013 a 2025) el apoyo a AfD ha crecido en más de un 325 %. Este crecimiento refleja un descontento profundo con las élites políticas tradicionales, alimentado por una severa crisis migratoria, el estancamiento económico y la inseguridad energética tras el conflicto de Rusia con Ucrania en 2022. Alice Weidel, candidata de AfD, ya se ha ofrecido al candidato democristiano Friedrich Merz para gobernar sin la izquierda radical, aunque su propuesta carece de viabilidad, ya que todos los partidos principales han descartado tajantemente cualquier coalición con AfD. Este auge, con un apoyo concentrado en el este de Alemania, pone en jaque el “cordón sanitario” democrático, pero no altera directamente la gobernabilidad, ya que AfD queda fuera de las negociaciones.
Desplome de CDU: ¿Un declive histórico?
La CDU/CSU, liderada por Friedrich Merz, ha ganado las elecciones con un 29 %, un resultado que, aunque la posiciona como la fuerza más votada, marca una caída significativa desde su 42 % en 2013 bajo Angela Merkel. Aunque no es el peor resultado histórico de la CDU (2021 fue peor, con 24,1 %), el 29 % refleja una erosión sostenida tras 16 años de gobierno de Merkel y las luchas internas bajo Merz. Su estrategia para endurecer la política migratoria, incluso votando con AfD en enero de 2025, no logró recuperar votantes de derecha y alienó a los moderados. Merz se enfrenta ahora a la dificultad de formar gobierno en un contexto político fragmentado, sin una visión clara para abordar los desafíos económicos y sociales del país.
Debacle de SPD: El peor resultado desde 1949
El SPD de Olaf Scholz ha sufrido su peor resultado desde 1949, cayendo al 16 %, una pérdida de casi 10 puntos desde el 25,7 % en 2021. Este desplome refleja el fracaso de la coalición llamada “semáforo” (SPD, FDP y Verdes), que colapsó en noviembre de 2024 por discrepancias sobre deuda, energía y competitividad. La crisis económica, la guerra en Ucrania y la percepción de inacción han castigado al SPD, relegándolo al tercer lugar tras AfD. El resultado es aún más alarmante si se compara con el 18 % que obtuvo el SPD en las elecciones de 1933, evidenciando la magnitud de la derrota.

El sistema electoral alemán: Un obstáculo para la actual crisis
El sistema electoral alemán, basado en representación proporcional mixta (con un umbral del 5 %), ha generado un Bundestag fragmentado, con hasta siete partidos en juego. Aunque diseñado para reflejar la diversidad política, este sistema perpetúa la dependencia de coaliciones, que en 2025 se presentan como un “rompecabezas” complejo. Las coaliciones tradicionales, como la “gran coalición” CDU/CSU-SPD, enfrentan desafíos estructurales para abordar las crisis de Alemania. La exclusión de AfD limita las opciones mayoritarias, mientras que los partidos pequeños como el izquierdista Die Linke (8,5 %) podrían complicar aún más las negociaciones.
Este sistema, que elimina escaños excedentes (fijando el Bundestag en 630 miembros), no resuelve el problema de fondo: la falta de un gobierno con mayoría clara para implementar reformas audaces. La participación récord del 84 % en estas elecciones, frente al 76,4 % de 2021, indica un electorado movilizado pero frustrado, que busca soluciones a problemas estructurales que las coaliciones tradicionales han sido incapaces de abordar.
Crisis energética y competitividad: Legado Merkel y desafíos actuales
El crecimiento económico de Alemania en las últimas décadas se apoyó fuertemente en el uso de gas natural ruso barato, que proporcionó una ventaja competitiva clave a la industria alemana. Sin embargo, la operación militar especial de Rusia en Ucrania y la posterior interrupción del suministro energético (Nord Stream I y II) dejaron expuesta esta vulnerabilidad. Además, el cierre de las centrales nucleares en 2023 fue un error estratégico que agravó la crisis energética.
Alemania también ha dejado de innovar. Ya no es el epicentro automotriz global ni un líder en la industria farmacéutica. La pérdida de competitividad frente a China y Estados Unidos, combinada con el envejecimiento poblacional y la disminución demográfica, ha debilitado aún más su economía. Sectores clave como el automotriz y el químico enfrentan recortes masivos y pérdida de mercados.
Una Alemania en punto muerto
Alemania se encuentra atrapada en un bucle económico catastrófico y necesita urgentemente un nuevo modelo. Lamentablemente, Friedrich Merz no parece tener una visión clara o un plan efectivo para liderar este cambio. El sistema electoral alemán, con sus coaliciones tradicionales, perpetúa la inacción política y dificulta la implementación de reformas profundas.
El auge de AfD, con su discurso nacionalista, y el declive de CDU y SPD reflejan un electorado frustrado, pero el “cordón sanitario” asegura que las soluciones permanezcan en manos de las élites tradicionales, perpetuando el estancamiento. Alemania necesita reinventarse para enfrentar los desafíos económicos, energéticos y sociales, pero las elecciones de 2025, lejos de resolver estos problemas, podrían profundizar aún más el impasse político y económico del país.
Consultor y analista data-driven. Egresado de la licenciatura en Ciencias Políticas por la Universidad de Los Andes (Venezuela), del Máster en Gestión Pública de la Universidad Complutense de Madrid (España) y de la Maestría en Política y Gestión Pública del ITESO (México). Fue Director Editorial de la revista Capital Político. Actualmente es Director General de la agencia Politics & Government Consulting y CEO de la revista Eje Global en la ciudad de Miami, Estados Unidos de América.