Este lunes Canadá celebró su 45 elección federal, un evento que reconfiguró su panorama político en un contexto de tensiones económicas y geopolíticas. Según los resultados preliminares de Elections Canada, el Partido Progresista, liderado por Mark Carney, obtuvo 168 escaños y el 43.5% del voto popular, quedando a solo cuatro escaños de la mayoría absoluta (172) en una Cámara de los Comunes de 343 escaños. Este desenlace, marcado por la remontada progresista, la derrota del líder conservador Pierre Poilievre y el colapso del NDP, proyecta un gobierno en minoría que enfrentará retos internos y externos, especialmente en sus relaciones con Estados Unidos.
Una remontada progresista en un contexto de crisis
La elección de 2025 se desarrolló en un entorno de incertidumbre. Hace meses, los conservadores, liderados por Poilievre, dominaban las encuestas, capitalizando el descontento por el costo de vida y el desgaste tras una década de gobierno progresista. Sin embargo, la renuncia de Justin Trudeau en enero de 2025, tras la dimisión de la ministra de Finanzas Chrystia Freeland, abrió la puerta a Mark Carney. El exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra asumió el liderazgo progresista y, en pocos meses, revitalizó al partido con un mensaje de estabilidad frente a las amenazas comerciales de Estados Unidos, particularmente las tarifas del 25% impuestas por el presidente Donald Trump y sus comentarios sobre la anexión de Canadá.
Los progresistas lograron 168 escaños, superando a los conservadores, que obtuvieron 144 escaños con el 41.4% del voto. La derrota de Poilievre en su escaño en Carleton, Ottawa, fue un revés significativo para los conservadores, que ahora enfrentan una crisis de liderazgo. El Bloc Québécois (BQ) consolidó 23 escaños (6.4% del voto), mientras que el Nuevo Partido Democrático (NDP) colapsó a 7 escaños (6.3%), perdiendo el estatus de partido oficial y a su líder, Jagmeet Singh, quien cayó en Burnaby Central. El Partido Verde, con Elizabeth May, retuvo un escaño (1.2%). La participación electoral alcanzó el 67.15%, con un récord de más de 7.3 millones de votos anticipados, reflejando la relevancia de esta elección.
Con 168 escaños, los progresistas formarán un gobierno en minoría, una configuración históricamente inestable en Canadá. Para aprobar legislación, Carney dependerá del apoyo del BQ o el NDP. El BQ, liderado por Yves-François Blanchet, podría exigir concesiones en temas como la autonomía de Quebec, aunque un acuerdo formal con un partido separatista sería políticamente riesgoso. El NDP, aunque debilitado, podría respaldar políticas progresistas, pero su influencia será limitada. La plataforma progresista propone un déficit fiscal del 1.96% del PIB para 2025-2026, con una reducción al 1.45% para 2029. En un gobierno en minoría, las demandas de otros partidos podrían incrementar el gasto, complicando este plan.
Retos internacionales y el futuro de Canadá
El contexto internacional dominó la campaña, con las tarifas de Trump afectando sectores clave como el automotriz y el energético. Una encuesta de Ipsos del 20 de marzo mostró que el 41% de los canadienses confiaba en Carney para negociar con Trump, frente al 31% para Poilievre. Carney ha prometido iniciar negociaciones comerciales integrales con Estados Unidos, manteniendo una postura de soberanía, mientras diversifica socios comerciales hacia Europa y Asia. Este enfoque busca reducir la dependencia del mercado estadounidense, que absorbe el 75% de las exportaciones canadienses, pero será un desafío en un entorno de proteccionismo global.
Internamente, los conservadores enfrentan incertidumbre tras la derrota de Poilievre. Su retórica populista no logró superar la percepción de inestabilidad, y el partido podría girar hacia posiciones más derechistas, polarizando el electorado. El NDP, por su parte, debe reconstruirse tras perder escaños y estatus oficial, con la renuncia de Singh marcando el inicio de una renovación. El BQ, aunque con menos escaños, mantiene una posición estratégica, permitiéndole influir en temas clave para Quebec.
Los mercados han reaccionado con cautela, anticipando un gobierno progresista pero preocupados por la fragilidad de un gobierno en minoría. El dólar canadiense podría debilitarse si persisten las tensiones con Estados Unidos, aunque la experiencia de Carney como banquero central ofrece cierta estabilidad. La capacidad de Carney para forjar alianzas legislativas y gestionar las expectativas en un contexto de división será crucial para evitar elecciones anticipadas, un riesgo en gobiernos minoritarios.
Estas elecciones han posicionado a Mark Carney como una figura central en la política canadiense, pero su gobierno en minoría operará en un entorno de alta complejidad. La estabilidad dependerá de su habilidad para negociar con el BQ y el NDP, mientras enfrenta las presiones de un entorno internacional volátil. Canadá se encuentra en una encrucijada, con la oportunidad de redefinir su papel global, pero también con el desafío de mantener la cohesión interna. Los próximos meses serán decisivos para determinar si Carney puede consolidar su liderazgo y guiar al país a través de esta tormenta.