De un cuerpo social enfermo… reflexiones sobre las dinámicas existenciales en torno a la vida social miserable….

De un cuerpo social enfermo… reflexiones sobre las dinámicas existenciales en torno a la vida social miserable….

Sé que es evidente….el cuerpo social está en plena descomposición y no se ve remedio…se da por sentado que la desigualdad es “normal”, que los pobres viven así por decisión propia, que la violencia llegó para quedarse y que la cohesión social es sólo un buen deseo y un afán idealista compartido por pocos.

La historia nos demuestra que el estadocentrismo fracasó y el Estado de bienestar no logró lo que se pretendía y trasladamos la responsabilidad a la mano mágica del mercado que agudizó la miseria y profundizó la desigualdad, pensar que es el momento de la sociedad organizada ¿es la alternativa? Creo que no está tan claro y quizá se trate de encontrar un sano equilibrio y complementación entre el Estado, el mercado y la sociedad organizada para el impulso de un desarrollo sustentable… es decir también la madre naturaleza juega.

Los tan llevados y traídos principios de la revolución francesa “libertad, igualdad y fraternidad” suenan anacrónicos y cada quien le da el sentido que quiere.

El encierro y el confinamiento derivado del COVID han agudizado la crisis sistémica que vivimos, el neoliberalismo ya fracasó, la partidocracia agoniza, la vida democrática y el liberalismo social no tienen una respuesta acorde a las circunstancias, pensar que saldremos más humanizados en la “nueva normalidad” y/o “nueva realidad” es una auténtica utopía o falsa esperanza…. La miseria social nos asecha, y se agudiza.

Hay algunas hipótesis de que la tecnología profundizará la situación y que los grandes capitalistas serán los beneficiarios, se cree, con argumentos sólidos, que las masas son desechables: la automatización del trabajo, del ejercicio de las profesiones y de la función pública, en la medida en que logre desplazar a las personas y que la inteligencia artificial se desarrolle con mayor solidez, permitirá hasta contemplar que el ADN de las personas sea transferible y los ricos sean eternos sin masas que les estorben y las presionen para hacer este mundo más justo.

La rebelión de la madre naturaleza y de las masas no serán problemas, menos humanos en la faz de la tierra reducirán la contaminación y las demandas sociales serán anécdotas del pasado. Si, la miseria nos acosa, las mentes creativas están dedicadas a resolver situaciones de las élites, los rebeldes sociales y sus movilizaciones son despreciados, las organizaciones que impulsan el desarrollo sustentable se ven como utopías irrealizables.

Una sociedad enferma de violencia “normalizada”, de consumo indiscriminado de drogas

naturales y químicas y de alimentos chatarra, de discriminación a las mujeres, de exclusión social a los diferentes, a los discapacitados o los que son valientes y asumen sus preferencias sexuales distintas a la heterosexualidad, las apuestas populistas y de regreso al pasado, profundizan la miseria de la vida social y enferman cada vez más nuestras mentes, nuestros espíritus y nuestra conciencia, así, en las clases pudientes el hedonismo, el consumismo, la egolatría, el desprecio al otro y por tanto la sensación de que son superiores es lo “normal”.Habría que evaluar el efecto sostenido de la fragmentación social y la cada vez más distante conciliación entre los estamentos sociales. Es evidente que la vida pública es una arena de disputa por el poder por el poder, no un terreno para la construcción de un mundo común. Frente al proceso de globalización el regreso a la cerrazón de los países más poderosos, al nacionalismo infantil, a los argumentos de superioridad de la raza blanca, al machismo y al patriarcado acendrado.

¿Hay cura para la sociedad enferma y miserable? Está en nuestras manos, impulsar la búsqueda de nuevas formas de convivencia social, de reconocimiento sincero y profundo del otro como parte de sí mismo, nada somos sin el otro, poco somos si nos mantenemos en el círculo perverso en el que estamos, en donde utilizamos a los demás para fines personales, y seremos plenamente humanos en la medida que seamos solidarios, incluyentes, dialogantes, disfuncionales para el sistema hegemónico, de que hay camino lo puede haber, una luz de esperanza para superar la miseria humana se asoma como una lagrima que no se atreve a fluir, pero que si le damos libertad y tomamos conciencia de que todas las personas tienen algo en que contribuir para un desarrollo más equitativo, incluyente, justo, solidario y con un poder compartido en una democracia deliberativa que busca satisfacer las necesidades humanas con perspectiva de derechos equitativos, desarrollo de capacidades para colaborar y contribuir a un mundo que respeta a la naturaleza, permite la sana convivencia, fomenta la solidaridad y genera equidad y justicia son la apuesta sincera de un servidor.

Eje Global
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Licenciado en Ciencias de la Comunicación y maestro en Política y Gestión Pública, por el ITESO. Desde 1997 es facilitador de diplomados en gestión pública, comunicación política, planeación estratégica, gobernanza, desarrollo local, para el sector público en el ITESO, la Escuela Mexicana de Participación Ciudadana y la Universidad Iberoamericana. Profesor de las maestrías en política y gestión pública de la Universidad Iberoamericana con sede en León y del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del estado de Nayarit. Ha sido Consultor de ONU- Hábitat.