
En 2015, Alemania se veía como un modelo tecnológico al que se debía seguir, con una industria fuerte y llena de posibilidades para implementar la llamada digitalización. Es aquí donde el debate se dirige hacia la necesidad de digitalizar y hacer uso de la tecnología en todos los ámbitos, desde trámites administrativos hasta la implementación de la tecnología en las escuelas.
En este último punto, el conservadurismo alemán fue alargando el proceso, mientras que otros países europeos daban inicio a la digitalización de las escuelas, Alemania seguía teniendo un retraso. Las causas del lento desarrollo digital fueron, justamente, no saber cómo implementarlo, cómo comenzar a hacer uso de la tecnología en las escuelas.
En 2018, un estudio indicó que Alemania sufría una deficiencia en la digitalización dentro de las escuelas, es decir, no contaban con los equipos necesarios y, por ende, no podían exigirles a los alumnos estar preparados para el uso del mundo digital. El otro factor eran los docentes, quienes no tenían las formaciones adecuadas para hacer uso del nuevo equipo digital. Además, la infraestructura de los edificios escolares no era la adecuada para poner en marcha los equipamientos necesarios. Estas discusiones fueron, poco a poco, cambiando y se fue implementando la digitalización, que hasta el día de hoy no está del todo establecida en las escuelas.
A pesar del enfoque y de la difícil situación, el uso de los teléfonos móviles fue indispensable a raíz de la pandemia. Este fue un punto de inflexión para que los estudiantes utilizaran cada vez más los teléfonos móviles con el objetivo de tener acceso a sus clases. Esto ha propiciado que un mayor número de niños y jóvenes lleven sus teléfonos a la escuela. Esto llevó a un debate sobre el uso de teléfonos móviles en las escuelas.
Como se ha mencionado, Alemania ha llegado tarde a la digitalización, mientras otros países como Dinamarca o Finlandia ya tenían el proceso más avanzado y los alumnos han integrado a su vida escolar tanto tabletas como teléfonos móviles. Ahora bien, el proceso que llevaron estos países fue totalmente diferente al que vive Alemania: los aspectos pedagógicos iban de la mano con la funcionalidad y la modernización de la educación. Efecto que no ha tenido Alemania. Poco a poco, el uso de los teléfonos móviles ha llegado a ser excesivo y está teniendo efectos en los estudiantes.
Los efectos negativos han sido una causa para que varios países europeos pusieran a discusión la importancia de su uso en las aulas. Varios estudios muestran que el rendimiento académico ha bajado, las distracciones que produce el teléfono móvil son constantes y, además, ha propiciado un mayor número de casos de acoso escolar.
En este sentido, el debate europeo ha sido intenso, pues países como Finlandia y Francia decidieron prohibirlos en las aulas, mientras que Dinamarca e Italia se han inclinado por un control efectivo de su uso.
Ahora bien, lo que sucede en Alemania es muy reciente. Sin embargo, los efectos negativos ya se han visto. Los resultados del estudio PISA de 2024 demuestran que cada vez más los estudiantes tienen bajo rendimiento. Una razón es que están cada vez más distraídos por el uso de los teléfonos móviles. Como consecuencia de esto, el debate sobre el nivel educativo en Alemania ha dado inicio por su bajo rendimiento, la calidad educativa y el uso de los teléfonos en las escuelas.
En un estudio reciente de la Universidad de Augsburgo, el investigador Klaus Zierer afirmó: “los menores a partir de los 16 años pasan, en parte, hasta 70 horas por semana en línea”. En su lugar, “los estudiantes necesitan más movimiento, más interacción y más experiencias de socialización para fomentar su capacidad de empatía y su competencia social”.
Dado este resultado, en las últimas semanas el tema sobre teléfonos móviles se ha vuelto indispensable por las consecuencias que se están teniendo en la educación. Aunque la educación está diseñada para que todos tengan acceso, las reglas son diferentes, debido a que cada estado decide cómo se aplican las medidas en cuanto al uso de la tecnología.
Por consecuencia, y dado que otros países europeos han actuado y vivido los efectos negativos, ahora Alemania, aunque con una digitalización no completa, se enfrenta al dilema del uso de los teléfonos móviles. Una situación que no es fácil, por el momento en que se encuentra; sin embargo, las consecuencias sociales que están teniendo los estudiantes se observan cada vez más.
Hay más niños en edad escolar que tienen un teléfono móvil. Su uso en las escuelas primarias está, por el momento, limitado; sin embargo, los niños lo siguen llevando. En lo que toca al sistema secundario, donde también está limitado, es en las pausas donde lo utilizan de manera muy recurrente, provocando el ascenso de casos de acoso.
Los estudios sobre el efecto de llevar un teléfono móvil a la escuela demostraron que “empeoran el clima social en las escuelas al alimentar conflictos interpersonales”. Algunas escuelas han implementado programas donde limitan su uso. Uno de ellos, llamado “Inteligente sin teléfono”, ha hecho que los alumnos entreguen su teléfono al llegar y puedan seguir sus cursos sin interrupción. Al término de la jornada escolar lo reciben nuevamente.
Esto ha llevado a los estudiantes a tener un mejor desarrollo de atención en clases y, además, ahora su capacidad social para relacionarse entre ellos ha mejorado. Este es un ejemplo de los pocos programas iniciados. Por ello, el debate, a finales de mayo y antes de la pausa de verano, se ha intensificado debido a los efectos negativos que está teniendo la educación alemana.
La ministra de Educación del estado de Baden-Wurtemberg ha hecho un llamado al gobierno federal para que actúe en la protección de los niños y jóvenes, y finalmente ponga reglas claras y mejore, sobre todo, la educación, sin olvidar que el uso de la digitalización es esencial.
Es consultora y analista independiente en Alemania. Trabaja en áreas de investigación y consultoría sobre los siguientes temas: política y relaciones entre la Unión Europea y América Latina, cooperación internacional de Alemania, migración e integración en Alemania. Fue profesora en la Technische Hochschule Aschaffenburg. Integrante del programa de formación como mediadora lingüística y cultural en Aschaffenburg, Alemania. Es miembro de la Latin American Studies Association (LASA), con enfoque en las relaciones Unión Europea–América Latina y el papel de las diásporas en la diplomacia internacional. Ha sido invitada por la Universidad de Berlín a participar en diversas investigaciones sobre América Latina. Colabora con la revista CIDOB d’Afers Internacionals como revisora de artículos académicos. Sus publicaciones se centran en la sociedad civil y su vínculo con la Unión Europea. Ha sido entrevistada por la agencia alemana GIZ sobre política exterior alemana. En México, fue asesora en la Cámara de Diputados. Desde 2009, forma parte del grupo de asesores europeístas de la Delegación de la Unión Europea en México.