¿Qué cambió en la industria musical el último lustro?

El mundo está cambiando, los pensamientos cambian, la forma de relacionarnos y expresarnos también. No es de sorprender que las industrias cambien, aunque claramente no lo hacen con gusto, nadie puede predecir el futuro, pero si encontraron algo que funcione lo van a tratar de sostener y replicar todo lo que puedan, para su desgracia lo único que se mantiene en tendencia es que todo parece cambiar cada vez más rápido.

Para el año 2005 el impacto que tenían los canales de TV enfocados en promocionar música seguía siendo aplastante respecto cualquier otra propuesta, su capacidad para posicionar artistas era incuestionable. La gente era incapaz de saber cuánta gente escuchaba esa música de verdad, simplemente se asumía que era popular. Pero esto estaba por cambiar ya que para 2015 ver vídeos musicales en Youtube era la forma más fácil de engancharte con tus artistas favoritos. Para este punto la gente podía ver los números, ya no había duda, un artista era o no era famoso por los números que reflejaba, el porcentaje de gente que usaba redes sociales ya era bastante alto y comenzaban a usarlas para medir sus números contra otros. A pesar de que los números estaban ahí, las pautas y campañas publicitarias podían inflarlos sin problema y esto la gente lo sabía, pero pronto las cosas cambiarían una vez más.

El último lustro fue claramente marcado por una pandemia que provoco que la gran mayoría del mundo no pudiera salir de sus casas, la publicidad en las calles comenzó a escasear ya que no cumplía su propósito, las redes sociales explotaron y hasta se hacían conciertos en videojuegos o por streaming, toda la propaganda ahora debía enfocarse en donde se concentraba la gente: las redes sociales. Pero algo era distinto, muy distinto de hecho, qué clase de contenido, a quiénes promocionan y cómo lo hacen cambió. El algoritmo cambió.

Antes del 2020 solo una cuenta con millones de seguidores era expuesta a una audiencia de millones de personas, solo cuentas que pagaran pautas y promoción serían mostrados a gente más allá de quienes les seguían. Pero una red social con la finalidad de enganchar verdaderamente a sus usuarios cambió el juego, ahora era el tiempo de retención de cada contenido lo que determinaba la cantidad de personas a quienes se mostraba. Ahora miden cuánta gente de verdad pasa más de tres segundos viendo algo y si lo hacen, es impulsado ¿Quién vería un comercial que no le interesa por más segmentado que esté más de tres segundos? La respuesta es nadie. Los contenidos que se comenzaban a viralizar ahora provenían de todos lados, contenían canciones de artistas que nadie conocía. Aún puedes pautar un producto súper producido, pero un vídeo casero y sin pauta puede tener un alcance miles de veces mayor si los usuarios de redes lo consideran entretenido.

Ocurrió una especie de democratización del contenido viral, de usuarios famosos, de artistas y músicos que la gente gustosa usa sus canciones en sus propios vídeos. La calidad del producto pasó a un segundo plano, ahora se trata de la capacidad de enganchar a la audiencia lo más rápido posible con un sonido, una melodía, una letra. Muchas veces lo usan en doble sentido respecto al significado original, muchas veces lo usan solo por diversión. Las redes sociales en este punto llevan tanto tiempo entre nosotros que hay usuarios con tantos seguidores y tantas reproducciones en su propio contenido que no se impresionan de los números de los artistas, ya no los idolatran como antes. El término “hook” o gancho se viene usando en la música popular desde hace décadas, pero hoy más que nunca cobra sentido.

Concluyo diciendo que la democratización del contenido y música viral tiene un fallo enorme en una sociedad con valores cuestionables, con poca sensibilidad artística, que se aburre demasiado rápido. La voz de la mayoría puede ser una verdad, pero una verdad no siempre tiene la razón.

Eje Global
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Cantante y compositora de música alternativa y vanguardista, se ha presentado en varios de los festivales más importantes de su país, como el AXE Ceremonia, Vive Latino y EDC. Cuenta con un largo y camaleónico trayecto musical, recorriendo géneros que van desde el jazz progresivo y el rap, hasta, más recientemente, la música alternativa. Su potente voz la llevó a ser semifinalista en La Voz México bajo el pseudónimo de Mad Rapsodia. Ha trabajado en música para series y ha compuesto para artistas de la talla de Alejandra Guzmán. Actualmente, compone e interpreta jingles y música para campañas de todo tipo. Además, se encuentra de gira nacional con su nuevo proyecto llamado Malcriada.