México en la construcción de un nuevo liderazgo frente a los retos de integración regional para el crecimiento económico en América Latina

Eje Global

Los retos por venir en este primer cuarto del siglo XXI requieren de la colaboración de quienes formamos parte de América Latina. Hoy, todos los países sin excepción que integran la región latinoamericana y del Caribe deben valorar la importancia de sumar esfuerzos frente a los nuevos desafíos que plantea la integración regional. Esto obliga a trabajar para construir y generar mejores escenarios hacia el desarrollo económico, en un mundo donde las principales economías (China, Estados Unidos, Rusia e India) buscan posicionarse como líderes en una nueva recomposición geopolítica y económica.

Por ello, México debe consolidar su posición como un actor clave en la integración regional y el desarrollo económico de Centroamérica y el Caribe, mediante una combinación de cooperación técnica, financiera y política. Su liderazgo debe sostenerse en diversas iniciativas y programas que fortalezcan la infraestructura, la seguridad alimentaria, la interconectividad y la resiliencia institucional en la región. Para ello, las siguientes acciones se vuelven fundamentales para impulsar estratégicamente los ejes de acción:

Cooperación técnica y financiera

A través de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), México ha implementado programas de cooperación bilateral y triangular en áreas como agricultura, medio ambiente y gestión pública. Destaca el Fondo de Infraestructura para Mesoamérica y Países del Caribe (Fondo Yucatán), que ha financiado proyectos de infraestructura vial y energética, promoviendo una mayor interconexión regional.

Proyecto Mesoamérica

Este mecanismo regional, sucesor del Plan Puebla Panamá, busca potenciar la complementariedad y cooperación para implementar proyectos con beneficios concretos en materia de crecimiento económico, interconectividad y desarrollo social. México ha sido un impulsor clave, facilitando la convergencia de socios de cooperación y aportando experiencia técnica y financiera.

Integración económica y digital

México debe continuar promoviendo la integración económica mediante la facilitación del comercio y la competitividad, así como el impulso a la economía digital. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) destaca la importancia de los servicios modernos como motor del desarrollo regional.

A pesar de los avances, persisten desafíos como la pobreza, la desnutrición y la necesidad de aumentar la inversión privada. México necesita continuar promoviendo políticas públicas que aborden estos retos, consolidando su papel como líder regional comprometido con el desarrollo sostenible y la integración de Centroamérica y el Caribe.

En un contexto global caracterizado por tensiones geopolíticas, transformaciones tecnológicas y desafíos económicos persistentes, América Latina enfrenta la necesidad urgente de fortalecer su integración regional como vía hacia un crecimiento económico más inclusivo y sostenible. En este panorama, México debe perfilarse como un actor estratégico con el potencial de asumir un nuevo liderazgo regional, impulsando esquemas de cooperación más sólidos, eficientes y equitativos.

Una posición geopolítica estratégica

México posee una ubicación privilegiada que lo convierte en puente entre América del Norte, Centroamérica y Sudamérica. Su pertenencia a bloques como el T-MEC, la Alianza del Pacífico, CELAC y su participación en foros multilaterales le otorgan un peso político y económico que puede aprovechar para dinamizar los mecanismos de integración regional. Esta posición lo convierte no solo en un actor clave, sino también en un catalizador del diálogo entre subregiones con distintos niveles de desarrollo.

Un liderazgo desde la cooperación y la inclusión

México ha demostrado capacidad para liderar iniciativas que combinan cooperación técnica, financiamiento y transferencia de conocimientos. A través de la AMEXCID y del Proyecto Mesoamérica ha promovido el desarrollo de infraestructura, seguridad alimentaria y programas sociales en Centroamérica y el Caribe. Este enfoque solidario y pragmático puede replicarse en Sudamérica, fomentando un liderazgo no impositivo, sino cooperativo.

Retos estructurales que demandan respuestas regionales

El desarrollo económico en América Latina enfrenta retos comunes: baja productividad, informalidad laboral, dependencia de materias primas, fragmentación comercial y desigualdad. Estos problemas requieren respuestas colectivas. México, con su experiencia en tratados de libre comercio, digitalización, manufactura avanzada y transición energética, puede liderar agendas comunes para mejorar la competitividad regional, fortalecer cadenas de valor y atraer inversiones sustentables.

La integración regional no es solo un proyecto político, sino una herramienta económica. México puede abogar por una mayor convergencia regulatoria, la eliminación de barreras al comercio intra-latinoamericano, la promoción de infraestructura física y digital compartida, y el impulso de políticas fiscales y financieras coordinadas que permitan afrontar choques externos con mayor resiliencia.

México está en condiciones de construir un nuevo liderazgo regional que no solo promueva la integración económica como fin, sino como medio para un crecimiento más equitativo y sostenible en América Latina. Para lograrlo, debe apostar por una diplomacia activa, por alianzas estratégicas con gobiernos, sector privado y sociedad civil, y por el fortalecimiento de los mecanismos regionales existentes. En un mundo cada vez más fragmentado, la cohesión latinoamericana con México como actor central podría marcar la diferencia entre la vulnerabilidad y la autonomía económica regional.

En conclusión, México y América Latina deben impulsar acciones estratégicas que les permitan afrontar con inteligencia y visión de futuro la nueva realidad derivada de la guerra comercial iniciada con las políticas de Donald Trump frente al mundo. En este sentido, se propone:

1. Fortalecer el comercio Intra-Regional

  • Objetivo: Reducir la dependencia de EE. UU. como principal socio comercial.
  • Acción: Eliminar barreras arancelarias entre países latinoamericanos, armonizar normas técnicas y sanitarias, y crear plataformas logísticas regionales.
  • Impacto: Estimula el mercado interno latinoamericano y diversifica exportaciones.

2. Reforzar la Alianza del Pacífico y el Mercosur

  • Objetivo: Unificar esfuerzos comerciales y diplomáticos.
  • Acción: Impulsar una convergencia entre ambos bloques para crear un mercado común latinoamericano más robusto.
  • Impacto: Mayor poder de negociación frente a actores externos como EE. UU., China o la UE.

3. Crear un fondo latinoamericano de desarrollo productivo

  • Objetivo: Financiar proyectos estratégicos en infraestructura, innovación y energías limpias.
  • Acción: Apoyado por bancos regionales como CAF, BID o el Banco del Sur.
  • Impacto: Promueve el desarrollo sostenible e industrialización regional.

4. Establecer una agenda digital común

  • Objetivo: Fomentar la transformación digital y la soberanía tecnológica.
  • Acción: Invertir en conectividad, regulación digital regional y educación tecnológica.
  • Impacto: Mejora la competitividad regional ante los cambios tecnológicos globales.

5. Diplomacia económica multilateral

  • Objetivo: Responder al aislamiento o tensiones impulsadas por EE. UU.
  • Acción: Reforzar la participación en foros como CELAC, BRICS+, APEC y tratados con la UE, Asia y África.
  • Impacto: Amplía los márgenes de maniobra geoeconómica de América Latina.

6. Defensa conjunta de los derechos de migrantes

  • Objetivo: Responder a políticas migratorias restrictivas de EE. UU.
  • Acción: Crear una estrategia regional para proteger los derechos de migrantes latinoamericanos y negociar en bloque con EE. UU.
  • Impacto: Mejora la posición política y social de la región frente a Washington.

Eje Global
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Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la UNAM. Doctor en Administración y Desarrollo Estratégico por el CISD. Doctorado en Administración Pública (INAP) y Maestro en Administración en Sistemas de Calidad (UVM). Director General del Centro de Estudios para el Desarrollo de Proyectos Sociales A.C. (CEDPROS). Posdoctorante en Ciencias del Estado y Gobierno (IAPAS). Miembro de la Academia Nacional de Historia y Geografía. Presidente del Instituto Iberoamericano de Políticas Públicas para América Latina (IIPPAL). Es consultor y conferencista nacional e internacional en temas de Gobierno y Desarrollo Municipal.