El sector empresarial y el despertar de su zona de confort en la era de Trump

El empresario mexicano —y en general el de América Latina— sufrió un sismo de grandes proporciones cuando Donald Trump comenzó a cumplir e implementar sus amenazas de políticas arancelarias y migratorias, con especial atención hacia Canadá y México. Esto provocó una sacudida en los mercados y, además, nos dio una bofetada en nuestras proyecciones financieras con las nuevas realidades que implican descifrar e implementar el laberinto de reglas del juego, con escaso tiempo de reacción, lo que se verá reflejado en los estados financieros de nuestras empresas en los próximos trimestres.

El sector empresarial no tomó en serio las amenazas del presidente de EE. UU., acostumbrado a comercializar sus productos y servicios con el vecino del norte bajo la protección del Tratado de Libre Comercio (T-MEC). Y no es que estuviéramos equivocados, sino que nos confiamos en la certeza legal de los tratados, en la lógica empresarial y en las buenas relaciones con nuestros vecinos. Pero en unas cuantas semanas, nuestros escenarios cambiaron e inició una novela que, más que de terror, parecía de comedia, ante la poca seriedad del presidente Trump: un día anunciaba aranceles del 125 %, al otro se contradecía y al siguiente se proclamaba como el nuevo “papá” o gobernante supremo del mundo moderno.

Ante lo anterior, no hemos podido reaccionar de manera tradicional, con los pronósticos y metodologías a los que estamos acostumbrados y que nuestros maestros de negocios internacionales nos enseñaron. Tenemos un mercado enorme y con gran poder adquisitivo, pero actualmente sin la certeza de que nuestros negocios sean viables y competitivos en esa región del continente. Estados Unidos de América no parece ser una buena alternativa de negocio en estos momentos.

Ante este escenario que parece catastrófico, ¿qué debemos hacer desde nuestras posiciones directivas y desde los consejos de administración? La respuesta más lógica sería ajustar costos y trasladar esos aumentos al consumidor final. Sin embargo, existen otras alternativas para tomar decisiones de manera más informada. Parece fácil decirlo, pero en realidad es complejo de implementar, ya que cada uno de nosotros tendrá que analizar la radiografía de nuestros grupos empresariales y definir la mejor estrategia para contrarrestar las bajas ventas y los malos resultados que se asoman en el horizonte.

Una de esas alternativas que debemos considerar junto a nuestros equipos son los mercados alternos: América Latina, Europa, Rusia, China, India, África, etc. Cada uno de nuestros productos o servicios tendrá que validarse mediante estudios de mercado especializados, de acuerdo con cada sector y región del mundo.

En México, un gran ejemplo es el enorme apetito por el tequila que comienza a generarse en Rusia y países aledaños, o la creciente demanda del mezcal en Perú. Estos mercados están madurando y consumen tequila blanco y mezcal en grandes cantidades. Otro sector interesante es el de la joyería de diseño y fabricación mexicana: cada vez más, el consumidor europeo aprecia estas piezas únicas y está dispuesto a pagar sumas importantes por obtenerlas.

Mi experiencia en los mercados internacionales me ha llevado a explorar negocios de desarrollos inmobiliarios en Perú, Colombia, Guyana Inglesa y, próximamente, preparo una misión comercial al Congo, dejando momentáneamente fuera de mis planes de expansión a Estados Unidos de América. En cuanto a mis emprendimientos en el sector restaurantero, ya preparamos varias propuestas culinarias para los mercados de América Latina y México en una primera etapa de expansión, para posteriormente incursionar en mercados europeos y asiáticos.

En este mundo globalizado, parece una paradoja que Trump aísle a su país del mundo, provocando alianzas entre países que antes se consideraban antagónicos. China, con su estrategia silenciosa de expansión económica —sobre todo en América Latina—, parece estar ganándole la partida a EE. UU. Argentina, con un presidente que busca dar un giro a su economía con políticas públicas agresivas; Rusia, con planes de globalización que incluyen acoger a jóvenes de todo el mundo para que vivan “la nueva Rusia”; todo esto son señales económicas de que podemos incursionar en nuevos mercados con poca competencia y gran cantidad de nuevos consumidores.

En Sudamérica, existe un nuevo jugador que casi nadie ha tomado en cuenta: Guyana Inglesa y su nueva realidad económica. Al convertirse en una nueva potencia petrolera mundial, este país —sediento de integrarse al escenario económico global— ofrece grandes oportunidades para los sectores minero, agrícola, turístico, inmobiliario e infraestructura. Este mercado nos espera con grandes facilidades gubernamentales, certeza jurídica, elecciones libres y políticas fiscales favorables, posicionando al país como una gran opción de inversión y expansión en América Latina.

Podríamos pasarnos toda la tarde nombrando cada sector y el mercado al que podríamos acceder en busca de nuevos clientes. Pero lo que sí debemos hacer en estos momentos de incertidumbre es lanzarnos en misiones comerciales por todo el mundo: exploremos nuevos mercados, hagamos nuevas alianzas, organicemos encuentros de networking internacionales, contactemos a las cámaras de comercio de otros países. En fin, es necesario tomar decisiones informadas y avaladas por nuestros equipos comerciales.

Es momento de que salgamos de nuestra zona de confort. Esa comodidad que nos ofrecía el mercado americano se acabó. El resto de los países de nuestro continente y del otro lado del océano nos ofrecen oportunidades increíbles para nuestros negocios. Que no nos dé miedo abrir nuevas puertas; no le temamos al desconocimiento de los mercados no explorados. No toda la claridad es buena, ni toda la oscuridad es mala: recuerden que el exceso de luz también nos ciega y no nos deja caminar con certeza.

Eje Global
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Arquitecto por la Universidad de Guadalajara con más de 25 años de trayectoria en el sector de la construcción. Experto en desarrollo urbano y edificación, con experiencia y participación empresarial en los sectores público y privado. Ha sido director, socio e integrante de consejos de administración en empresas de los sectores aeronáutico, cinematográfico, restaurantero, agroindustrial y deportivo, con presencia en México, EE. UU. y América Latina.

Catedrático por más de una década en la Facultad de Arquitectura de la UVM. Cuenta con un MBA en Finanzas por la Universidad del Valle de México (UVM), es egresado del Programa AD2 del IPADE Business School y de la escuela de negocios de Harvard-IPADE.

Miembro de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) y actualmente Secretario Nacional de Obra Pública del sindicato STECCIMM. También es asesor en el Congreso Federal de la Cámara de Diputados de México.