Reskilling y upskilling: claves para sobrevivir en un mercado laboral en transformación

La cuarta revolución industrial ha traído consigo cambios radicales en la economía global. La inteligencia artificial, la automatización y la digitalización están transformando industrias, eliminando algunas ocupaciones, redefiniendo otras y creando nuevas oportunidades laborales. Pero estos avances tecnológicos no solo afectan a las empresas; también están redefiniendo el valor de las habilidades humanas en un mercado que premia la adaptabilidad y el aprendizaje continuo.

En este nuevo contexto, dos estrategias han emergido como esenciales para la fuerza laboral y las organizaciones: el reskilling (recapacitación) y el upskilling (mejora de habilidades). Ya no basta con una formación académica sólida o una larga trayectoria en un sector. La capacidad de reinventarse profesionalmente y adquirir competencias relevantes de manera rápida y eficiente se ha convertido en la verdadera ventaja competitiva.

El informe Future of Jobs 2023 del Foro Económico Mundial estima que, para 2027, más del 60% de los empleados necesitarán algún tipo de recapacitación. Asimismo, se proyecta que 83 millones de empleos desaparecerán en los próximos cinco años, pero serán reemplazados por 69 millones de nuevas oportunidades que demandarán competencias distintas. La tendencia es clara: las habilidades que son relevantes hoy podrían quedar obsoletas en una década, o incluso antes.

Este fenómeno no solo afecta a trabajadores de nivel operativo, sino también a profesionales con experiencia y altos ejecutivos. Por ejemplo, un director financiero con décadas de trayectoria que no domine herramientas de análisis predictivo basadas en inteligencia artificial corre el riesgo de quedar rezagado frente a generaciones más jóvenes con un dominio avanzado de estas tecnologías.

El Banco Mundial advierte que el desajuste entre la oferta y la demanda de habilidades está contribuyendo a la desigualdad de ingresos en muchas economías, pues los trabajadores menos capacitados enfrentan mayor riesgo de desempleo o estancamiento salarial. Las empresas, por su parte, están lidiando con una escasez creciente de talento calificado para roles clave en áreas como ciencia de datos, ciberseguridad y automatización industrial.

Si bien los términos reskilling y upskilling suelen usarse indistintamente, su impacto y aplicación varían según el contexto y la estrategia empresarial.

El reskilling se refiere a la adquisición de habilidades completamente nuevas para desempeñar un trabajo diferente dentro o fuera de la empresa. Este enfoque es clave cuando la automatización hace que ciertos roles sean innecesarios. Un claro ejemplo es el de los trabajadores de manufactura que, ante el avance de la robótica, han sido entrenados para programar y supervisar máquinas en lugar de operar manualmente las líneas de producción.

El upskilling, en cambio, se centra en la actualización y ampliación de competencias dentro de una misma área profesional. Es lo que ocurre cuando un especialista en marketing aprende a manejar campañas publicitarias con inteligencia artificial o cuando un abogado se capacita en el uso de software de análisis de datos para mejorar la toma de decisiones legales.

Ambas estrategias son cruciales, pero su implementación varía según las necesidades del mercado y los objetivos de las organizaciones.

Frente a este desafío, algunas de las empresas más grandes del mundo han decidido tomar la delantera invirtiendo en programas de capacitación internos. Amazon anunció en 2019 una inversión de 700 millones de dólares para capacitar a 100,000 empleados en habilidades digitales avanzadas, como ciencia de datos y computación en la nube. PwC comprometió 3,000 millones de dólares para entrenar a su fuerza laboral en nuevas tecnologías emergentes. AT&T lanzó un programa de formación en IA y análisis de datos para sus empleados, asegurando que el 50% de su personal reciba algún tipo de actualización de habilidades cada año.

No obstante, no todas las compañías cuentan con los recursos financieros para lanzar iniciativas a gran escala. En el caso de las pequeñas y medianas empresas (PYMEs), la capacitación suele depender de programas gubernamentales o alianzas con plataformas de aprendizaje en línea.

A nivel gubernamental, países como Singapur han implementado estrategias nacionales para subsidiar el aprendizaje continuo. Su iniciativa SkillsFuture ofrece créditos a los ciudadanos para invertir en cursos que fortalezcan sus capacidades laborales, con un enfoque en industrias de alta demanda.

A medida que la inteligencia artificial se integra en más industrias, el desarrollo de habilidades se está viendo transformado de formas inesperadas. Plataformas de aprendizaje automatizado, como Coursera o LinkedIn Learning, utilizan algoritmos para recomendar cursos personalizados en función del perfil de cada usuario. Empresas como Google han desarrollado certificaciones en habilidades digitales que pueden completarse de manera flexible y sin costo elevado, democratizando el acceso al conocimiento.

La automatización también ha hecho que algunas habilidades blandas sean más valiosas que nunca. Según LinkedIn, las competencias más demandadas por los empleadores en 2024 incluyen pensamiento crítico y resolución de problemas, inteligencia emocional, comunicación efectiva, adaptabilidad y aprendizaje continuo, creatividad e innovación.

Esto sugiere que, aunque la tecnología reconfigura el mercado laboral, las habilidades exclusivamente humanas siguen siendo un diferenciador clave.

En el pasado, la educación era vista como una etapa que precedía al mundo laboral. Hoy, el aprendizaje se ha convertido en un proceso continuo que acompaña toda la vida profesional. Las universidades y centros de formación están evolucionando hacia modelos de lifelong learning, ofreciendo programas más flexibles, certificados de corta duración y alianzas con empresas tecnológicas.

Las empresas que prioricen la capacitación y la actualización de habilidades no solo garantizarán su competitividad, sino que también reducirán costos de rotación y atraerán al mejor talento disponible. A su vez, los trabajadores que adopten una mentalidad de mejora continua serán los más beneficiados en un mercado laboral donde la estabilidad ya no es una garantía.

El mensaje es claro: en la economía del futuro, no serán las credenciales académicas ni la experiencia tradicional lo que definirá el éxito profesional, sino la capacidad de aprender, desaprender y volver a aprender con rapidez. El reskilling y el upskilling han dejado de ser una opción para convertirse en la moneda de cambio del siglo XXI.

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