
Canadá ocupa la presidencia del Grupo de los Siete (G7) durante el periodo correspondiente al año 2025, comenzando el 1 de enero y hasta el 31 de diciembre del presente año. Esto significó que este país recibiera el pasado junio de 2025 no solo a los siete integrantes del mencionado grupo, sino también a un selecto grupo de mandatarios invitados a la celebración de la Cumbre del G7 en Kananaskis, Alberta, Canadá.
De acuerdo con la página web oficial del G7, el Grupo de los Siete es una agrupación informal de siete de las economías avanzadas del mundo, además de la Unión Europea. Sus miembros se reúnen anualmente para debatir cuestiones económicas y geopolíticas.
Los líderes de los países integrantes se reunieron recientemente, del 15 al 17 de junio de 2025 en Alberta, para debatir temas urgentes y coordinar acciones conjuntas, conforme al sitio oficial del evento.
La creación del G7 surgió como iniciativa de los ministros de Finanzas de Alemania y de Francia durante la década de los setenta. Nació como resultado de la urgencia de hacer frente a la llamada crisis del petróleo en 1973 —el embargo de la OPEP a los países que habían apoyado a Israel en la guerra de Yom Kipur— así como a los enormes retos económicos mundiales.
Valéry Giscard d’Estaing, quien ejerció como presidente de la Quinta República Francesa de 1974 a 1981, junto con el canciller de Alemania Helmut Schmidt, introduciría y presidiría lo que sería la primera cumbre mundial del G6 a 50 kilómetros de París en 1975. Esto hace exactamente 50 años; los países miembros en ese momento eran seis: Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos. Tan solo un año después, en 1976, Canadá recibiría la invitación para unirse al grupo.
En tanto que los presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión Europea representan a la Unión Europea en las cumbres del G7, no forman parte de la rotación de anfitriones, según fuentes oficiales del grupo. Estas mismas fuentes precisan que el país que asume la presidencia del G7 es responsable de la organización de la cumbre, así como de las varias reuniones previas entre ministros y altos funcionarios. Además, el presidente en turno, en este caso Mark Carney, establece la agenda anual y habla en nombre del G7.
Siendo esta la séptima vez que el vasto país del norte funge como anfitrión de la cumbre, lo acompañaron al evento todos los integrantes del G7, además de Ursula von der Leyen, quien actualmente funge como presidenta de la Comisión Europea, y el ex primer ministro de Portugal, António Luís Santos da Costa, en su calidad de presidente del Consejo Europeo.
Por otro lado, en el mismo evento, el primer ministro canadiense y el presidente Trump se reunieron el primer día, el 16 de junio, siendo también esta la primera visita oficial del presidente de Estados Unidos a Canadá. En dicha reunión, compartieron información actualizada sobre temas clave planteados en las negociaciones para una nueva relación económica entre Canadá y Estados Unidos. Ambos destacaron una nueva colaboración en temas prioritarios como minerales críticos, tráfico de armas, drogas, seguridad fronteriza y cooperación en defensa. También acordaron continuar las negociaciones para alcanzar un acuerdo en los próximos 30 días, es decir, a mediados de julio.
Con varios conflictos desarrollándose simultáneamente y Trump involucrado en la situación apremiante en Medio Oriente, la cumbre se llevó a cabo sin sobresaltos. Recordemos que hace no mucho tiempo, tanto el presidente de Ucrania, Zelenskyy, como el de Sudáfrica, Ramaphosa, vivieron desencuentros en la Oficina Oval de Washington D.C. Por ello, dadas las circunstancias, ya se podría considerar la cumbre como exitosa.
Desafortunadamente, mientras las conversaciones entre mandatarios se desarrollaban durante la cumbre, el conflicto entre Israel e Irán escalaba. El presidente Trump tuvo que retirarse a mediados del evento para enfocarse en el conflicto en Medio Oriente, lo que él ahora denomina como la “guerra de los 12 días”.
A consecuencia de la inestabilidad y la actual fluctuación económica, la presidencia del G7 se enfocó en la gestión y creación de vínculos con tantos participantes como fue posible. Considerando el escenario y su capacidad de convocatoria, Carney amplió la lista de participantes e invitó al evento al presidente de Sudáfrica, Matamela Cyril Ramaphosa; al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum; al presidente de la República de Corea, Lee Jae-Myung; al primer ministro de India, Narendra Modi; al primer ministro de Australia, Anthony Albanese; al presidente del Banco Mundial, Ajaypal Singh Banga, y al secretario general de la ONU, António Guterres.
Mark Carney supo encauzar los esfuerzos de las reuniones hacia la cooperación, el crecimiento económico y el desarrollo de alianzas, además de temas relevantes como inteligencia artificial, minerales críticos, seguridad, y la guerra en Ucrania y Medio Oriente.
Con más de un centenar de conflictos armados en el mundo sucediendo de forma simultánea, además de los temas señalados, el evento se navegó como un esfuerzo por reunir países clave para restablecer o mejorar lazos en la arena global, posicionándose Canadá como agente activo ante los desafíos internacionales.
Por otro lado, pero en el mismo ámbito internacional, Canadá continúa con una agenda intensa, enfocada en mantener una estrecha relación con los líderes europeos.
Tan solo una semana después de la conclusión de la cumbre del G7, se llevó a cabo en Bruselas, Bélgica, la cumbre Unión Europea-Canadá.
La Unión Europea y Canadá firmaron el pasado 23 de junio en Bruselas un Acuerdo de Asociación en Seguridad y Defensa, así como el lanzamiento de varias iniciativas de cooperación en materia de política industrial y comercio digital, de acuerdo con la página oficial de la Unión Europea.
En un nivel de alta cercanía, la firma de dicha asociación permite a Canadá participar en adquisiciones de defensa conjunta con los Estados miembros de la Unión Europea, en el marco del instrumento SAFE (Acuerdo de Asociación en Seguridad y Defensa), reforzando así el papel de Canadá en la arquitectura de seguridad de la UE.
A tan solo un mes de su elección como primer ministro, Carney continúa con una agenda maratónica en materia internacional, cabildeando y concertando acuerdos que promuevan la economía del país, alejando su tan estrecha interdependencia con el vecino del sur para enfocarse en otras economías como la europea, y a su vez proveer la materia prima que habrá de abastecer la industria armamentística de Europa.
Con la ratificación del CETA (Acuerdo Económico y Comercial Global) y la nueva asociación en materia de defensa, que abre la puerta a la participación en el armamento de la Unión Europea, Canadá refuerza su papel estratégico.
Ante el constante deterioro en la relación entre Estados Unidos y Canadá, promoviendo el uso de materia prima y minerales críticos canadienses frente a la delicada relación entre Rusia y Europa, la estrategia de Ottawa se vuelve aún más relevante.
De acuerdo con la última encuesta publicada por el Instituto Angus Reid, los ciudadanos canadienses valoran positivamente lo que lleva de su mandato, adjudicándole el 51 % de aprobación, otorgándole así el margen de maniobra para seguirse desarrollando y demostrando que una forma diferente de administrar la política internacional es factible.
Abogada México-Canadiense, especialista en estudios para la paz y resolución de conflictos.Egresada de la Licenciatura de Derecho por la Universidad de Guadalajara (México), prestadora de servicios sociales en el Instituto Nacional de Migración (Delegación Jalisco). Asistente a la Conférence de L'Association Internationale des Écoles de Travail Social, Montpellier (Francia). Ha participado como observadora nacional e internacional. Trabajó para el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco. Master of Arts in International Peace Studies by the mandate United Nations University for Peace (UPEACE).