Los derechos humanos: entre lo ideal y la realidad.

Todos los 10 de diciembre, se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos; esta fecha, celebra la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, dicha declaración, es un documento histórico que marcó un hito en la construcción de una sociedad global que se basa en los principios de igualdad y dignidad de las personas. A más de siete décadas de su proclamación, los países de todo el mundo, en especial de Iberoamérica, se han enfrentado a desafíos persistentes y complejos para garantizar todos los derechos para todas las personas.

Cuando hablamos de Iberoamérica, pensamos en una región rica en diversidad cultural, lingüística y política, pero también podemos observar el otro lado de la moneda, porque es una de las regiones más desiguales del mundo. No podemos negar que ha habido grandes avances en la institucionalización de los derechos humanos, por ejemplo, la consolidación de democracias, creación de organismos especializados, entre otros, que a su vez, conviven con altos niveles de pobreza, violencia y exclusión social.

Países como Argentina, México y Colombia, han liderado luchas emblemáticas en materia de derechos humanos, desde la búsqueda de la justicia para las víctimas de delitos de alto impacto como el crimen organizado, desapariciones, gobiernos violentos, hasta la implementación de políticas públicas con perspectiva de género. Sin embargo, estas luchas se enfrentas a fenómenos como la corrupción, la impunidad y la concentración de poder, que obstaculizan la plena realización y ejercicio de estos derechos, dejando a la gran parte de la ciudadanía en situación de vulnerabilidad.

Si hablamos de desigualdades, la económica y la social son los mayores desafíos para los derechos humanos en Iberoamérica. Según datos recientes del Banco Mundial, la región sigue siendo la más desigual en términos de distribución de riqueza, con énfasis en el acceso a la educación, salud y al empleo digno.

Estas desigualdades se agravan cuando se intersecan con factores como el género, la etnia, la orientación o la identidad sexual. Por ejemplo, las mujeres indígenas enfrentan mayores obstáculos para acceder a servicios básicos y a la justicia, mientras que personas de la población LGBTTTI1+ continúan siendo víctimas de discriminación, violencia y crímenes de odio, a pesar de los avances legislativos en  varios países de la región.

Luego, la violencia generalizada es otro gran obstáculo. América Latina concentra uno de cada tres homicidios que suceden en el mundo, según datos de Ibero MX, a pesar de representar únicamente el 8.1% de la población global, realidad que afecta directamente el derecho a la vida, a la seguridad y a la justicia.

En países como El Salvador, Honduras y México, la violencia vinculada al crimen organizado y a las políticas de seguridad punitivas, han dado lugar a graves violaciones de derechos humanos, incluyendo desapariciones forzadas, exclusiones extrajudiciales y desplazamientos masivos. En este contexto, los grupos vulnerables como las mujeres y las personas migrantes, son los más afectados.

Para poner freno a estas problemáticas, los movimientos sociales han desempeñado un papel fundamental en la defensa y promoción de los derechos humanos. Desde las madres buscadoras, hasta los colectivos feministas que entre otras muchas cosas, exigen el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. La sociedad civil organizada, ha sido un motor de cambio, lucha y resistencia.

En países como Brasil, las comunidades afrodescendientes han luchado por el reconocimiento de sus derechos colectivos, mientras que en Colombia, por ejemplo, los procesos de paz han abierto espacios para la reparación del daño de víctimas del conflicto armado. Estos hechos nos muestran como la movilización ciudadana puede presionar a los Estados para cumplir con sus obligaciones internacionales en materia de Derechos Humanos.

Por su parte, la comunidad internacional también ha sido clave en el avance de los derechos humanos en Iberoamérica. Organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH), han emitido sentencias históricas que han obligado a los Estados a reformar sus legislaciones, garantizar la reparación del daño de las víctimas y la adopción de medidas de no repetición.

No obstante, el impacto de estas instituciones constantemente se ve limitado por la falta de voluntad política y los ataques a su legitimidad por parte de gobiernos autoritarios. El reciente debilitamiento de los organismos multilaterales plantea serios retos para la protección de los derechos humanos en la región.

El Día Internacional de los Derechos Humanos nos invita no nada más a reflexionar sobre los logros alcanzados, sino también a reconocer las deudas históricas que los Estados tienen pendiente con las víctimas y especialmente con los grupos históricamente vulnerados. En el caso de Iberoamérica, es imprescindible construir una agenda de derechos humanos que sea incluyente, transformadora y poniendo al centro a las personas más vulnerables.

Esta agenda debe incluir medidas concretas, reales y tangibles para combatir la desigualdad, garantizar la justicia y fortalecer las instituciones democráticas. Requiere también un compromiso fuerte con la defensa de los derechos humanos de las mujeres, de los pueblos indígenas, las personas afrodescendientes, las infancias y la población LGBTTTIQ+.

Para concluir, es importante reiterar que el ideal de los derechos humanos, solo se puede hacer realidad a través de la lucha colectiva. En Iberoamérica, significa articular esfuerzos entre los gobiernos, la sociedad civil y los organismos del derecho internacional, para superar los retos actuales y construir una región más justa, igualitaria y respetuosa de la dignidad humana.

El Día Internacional de los Derechos Humanos no debe ser solo una celebración simbólica, sino un llamado a la acción para erradicar las injusticias y las desigualdades que aún persisten y garantizar que nadie se quede atrás en el ejercicio de sus derechos. La promesa de la Declaración Universal sigue con vida, pero depende de todas y todos que trabajemos en colectivo para que se cumpla. ¡Todos los derechos para todas las personas! 

Eje Global
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Abogada y maestra en Políticas Públicas por la Universidad de Guadalajara. Especializada en temas de género, prevención de las violencias, derechos humanos y políticas públicas, así como en la agenda de las juventudes.