Ecuador está en tablas

El pasado 9 de febrero, Ecuador tuvo un resultado electoral que, para muchos analistas, fue un golpe total. Se generó la campaña de que el presidente Daniel Noboa ganaba en primera vuelta. Bajo las reglas electorales de su país, esto solo se logra teniendo 10 % de ventaja sobre el segundo lugar. Sin embargo, esa noche, bajo el asombro de los periodistas, los analistas y hasta su propio equipo de gobierno y campaña, quedaron en tablas. Un empate técnico, con solo un 0.2 % de diferencia.

Lo cual hizo que el presidente Noboa ni siquiera se acercara al hotel Le Parc, donde estaban sus simpatizantes y los medios de comunicación mundial que cubrían la elección. Ni siquiera agradeció a los ecuatorianos por sus votos, por sus asambleístas electos nacionales y provinciales, ni midió que era el momento para motivarlos e invitarlos a seguir hasta la segunda vuelta.

Mientras tanto, su opositora disfrutaba de su victoria, la cual consiguió a pesar de los recursos limitados que tenía en comunicación. Logró enfocarse en lo importante: la gente, que la sintieran, la escucharan y se identificaran con ella. Esos votos son los que dan la victoria, los de la gente, no los de las redes sociales.

Para los estrategas es bien sabido que, cuando un candidato genera la posibilidad de crecimiento exponencial constante, no debe detenerse. Y fue lo que le sucedió a Luisa González, la candidata de la Revolución Ciudadana, partido del expresidente Rafael Correa. En las últimas dos semanas se enfocó en ser más asertiva en sus discursos y en sus propuestas, sobre todo en recorrer las calles, donde en realidad están los votos. De allí el resultado.

Para la campaña de la Revolución Ciudadana, en esta elección hay muchas cosas en juego, principalmente la absolución del proceso judicial que hoy mantiene al expresidente con una boleta roja de captura de la Interpol, la liberación del exvicepresidente Jorge Glas y la recuperación de la Fiscalía, que hoy está tras el rastro de un sinnúmero de casos de corrupción y narcotráfico, en donde muchos alfiles correístas están siendo implicados. No es un tema de recuperar el país, es un tema de supervivencia.

La candidata Luisa González tiene hoy una gran posibilidad de ganar debido a la motivación en la que se encuentran sus seguidores. Desde el mismo 10 de febrero no han descansado, consolidando el territorio, ganando muchos más adeptos a su propuesta política y buscando los votos, no los likes.

Mientras tanto, el golpe de ese empate desestabilizó a la campaña del presidente Noboa, y hoy aún siguen organizándose. Otros, dispersos, descansan, cuando en campaña no se duerme, porque el tiempo es lo único que no regresa.

Su reto será cambiar la narrativa del arquetipo de candidato, lo que es mucho más complejo. Tendrá que darle un viraje total a la disciplina de sus liderazgos regionales, que serán los encargados de consolidar los votos, y concentrarse en tener una causa clara, medible y creíble para los ecuatorianos.

Además, debe dejar de lado esa mala versión de querer imitar otras campañas, de hacer ridiculeces en TikTok y usarla como la red principal de comunicación de la campaña de un gobernante que necesita ganar la confianza de la gente por su liderazgo, sus acciones y su talante, en un momento tan crítico por el que cruza Ecuador: apagones, desempleo, narcotráfico e inseguridad.

No discrepo de la importancia del uso de la comunidad digital, pero defiendo mi argumento de que lo digital amplifica mi propuesta, mi territorialidad y mi causa. Cuando esos ejes de acción están tibios, no hay la fuerza necesaria para la fidelización del votante.

Todos los analistas pelean hoy los votos del movimiento Pachakutik, que fueron casi 540 000, y los de Andrea González, que fueron 275 000, y han olvidado el casi millón y medio distribuido entre los otros candidatos y el millón de votos entre blancos y nulos. Dos millones y medio de votos que son los decisorios en esta elección.

Mi recomendación sería que se buscara en la bolsa de votantes de nulos y blancos, los cuales llegaron a las urnas sin tener un candidato. Es un millón de votos a los cuales hay que generarles algún sentimiento para que sean los que muevan la balanza electoral, porque los votantes que tuvieron candidato en la pasada elección necesitan una campaña diferente, una campaña de contraste.

Si la campaña del presidente Noboa no reacciona y no está trabajando en este momento en la consolidación de la capilaridad política por un voto emocional que los identifique con el grueso de los ecuatorianos, no tendrá posibilidades el 13 de abril. Hoy cuenta con una mala comunicación de gobierno, una mala campaña presidencial, poca territorialidad y no tiene una microsegmentación efectiva. Priorizó y solo se concentró en una comunicación tiktokera, vacía y sin profundidad.

Es momento de darle la vuelta a la estrategia de la reelección presidencial y mostrar sus resultados y los pendientes que se perderían si no existe continuidad.

Si, por el contrario, la campaña de Luisa González demuestra que es una campaña nueva, de un liderazgo que no será manipulado, sino que cuenta con la capacidad y el criterio para ser la primera mujer electa con total autonomía para tomar decisiones en beneficio de un futuro más estable para los ecuatorianos, una revolución moderna 2.0, tendría los 500 000 votos de Pachakutik y consolidaría mucho más rápido la bolsa de votantes indecisos, que no les gusta Correa pero que tampoco están cómodos con el liderazgo lejano del presidente Noboa.

Hablando con las personas de a pie —los taxistas, los meseros, los empleados—, siempre tienen un común denominador: mejorar sus ingresos, tener seguridad y un entorno libre. Y, por ahora, hay que concentrar las campañas en estos temas.

¿Cuál de los candidatos, que solo tienen 40 días para la elección, podrá conectar con la base de la pirámide, con el grueso de votantes, con esos ecuatorianos que quieren que su gobernante sea el más equilibrado, el que solucione, el que tome decisiones en beneficio de todos, no de unos pocos? ¿Cuál de los dos podrá colocar a Ecuador en el mundo, reactivarlo económicamente y tener mano dura contra los flagelos del país: la corrupción y el narcotráfico?

Ma. Alejandra Trujillo M
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Licenciada en Relaciones Internacionales y Estudios Políticos, Administradora de empresas con énfasis en alta gerencia y planeación estratégica. Cuenta con Altos estudios en gerencia política y gobernabilidad de “George Washington University”, Maestría en Dirección de Gestión Pública. Certificada en métodos de negociación y Curso Integral de Defensa Nacional CIDENAL de la Escuela Superior de Guerra en Colombia.

Como experta en gerencia política ha participado en la estructuración de 147 campañas electorales y de gobierno, en 7 países de Latinoamérica y España. Analista, conferencista y catedrática. Premiada en la Escuela de Artes y ciencias políticas de Washington “Global Democracy 2021”por su más reciente proyecto “La construcción de democracias en América Latina”; Y por las diferentes asociaciones de consultores políticos como : Mejor consultora política de Latinoamérica ALACOP 2018, 2021, 2023; Mujer Influyente en la política; Mejor Academia política; Manejo de crisis “Presidencia de Perú” 2022, entre otros