Como ya se ha venido escribiendo Alemania ha vivido en los últimos años un caos político, entre discusiones desacuerdos, peleas la coalición del gobierno de Olaf Scholz finalmente se ha roto. Han pasado varios meses en donde los acuerdos de gobierno han sido una auténtica lucha de poder ideológico y político. Y es que desde el principio la coalición empezó a tener roces en cuanto a la dirección e implementación del proyecto político del gobierno. Las discusiones se fueron dando de forma continua en temas como el presupuesto, cambio climático, inversiones, programas sociales, infraestructura etc. generando crisis gubernamentales continuas. Esta situación de crisis y desacuerdos políticos fue debilitando la credibilidad de la coalición, no han pasado más de tres años de gobierno cuando un alto porcentaje de la población mostraba su desencanto en el gobierno, las encuestas sobre las preferencias electorales daban una baja credibilidad al partido del canciller Olaf Scholz SPD, al partido verde Die Grünen y por supuesto al partido liberal FDP. Uno de los puntos de inflexión en el gobierno fueron las elecciones europeas, donde la llamada extrema derecha avanzo en el Parlamento Europeo teniendo efectos en las elecciones regionales alemanas de Turingia y Sajonia donde la Alternativa para Alemania AfD provoco lo que algunos medios llamaron el “terremoto político” que debilito a la coalición. Su triunfo en estas regiones fueron preocupante y amargos para el gobierno; sin embargo, los resultados mostraron que existe una brecha de insatisfacción con respecto a la democracia que se vive en el país, según la Universidad de Leipzig solo un 42,3 % está satisfecho con lo que se vive en Alemania. Pasadas las elecciones de Sajonia y Turingia la crisis política no mejoro, ahora el colapso estaba en la industria alemana con el anuncio del cierre de 3 plantas en el país, esto ocasiono un revuelo en la economía alemana aunado a la gran crisis de infraestructura que se vive con la supresión de puestos de trabajos llevando al declive del conocido grande europeo. En esta ocasión las diferencias entre el canciller Scholz y el ministro de finanzas Christian Lindner miembro del FDP fueron muy evidentes, cada uno organizo encuentros con los líderes de la industria, ninguno logro tener un mensaje claro para la crisis de la Volkswagen, pero lo que si se manifestó fue un distanciamiento entre el canciller y el ministro que desemboco el despido del ministro de finanzas justo el 6 de noviembre cuando Trump ganó las elecciones en Estados Unidos. El anuncio tomó por sorpresa al país Olaf Scholz declaraba que ponía fin a la coalición tripartita diciendo “Necesitamos un gobierno que sea capaz de actuar, que tenga la fuerza para tomar las decisiones necesarias para nuestro país”, las acusaciones no dejaron de hacerse presente entre uno y otro. El canciller lo acuso de actuar con “egoísmo” diciendo que “le preocupa su propia clientela, la supervivencia a corto plazo de su propio partido”, por su parte el exministro Lindner decía “Olaf Scholz ha demostrado que no tiene la fuerza necesaria para permitir a nuestro país empezar de nuevo”. El hecho es que termino una coalición que solo fracaso en el planteamiento de políticas gubernamentales, la coalición estaba sobrepasada, por un lado, se buscaba mantener un freno al presupuesto con recortes del gasto público y por el otro se buscaba un aumento en el gasto público para destinar nuevos fondos y subsidios, ninguna de las dos propuestas fue factible, la coalición llevo a un colapso fiscal con una situación económica compleja que venía del impacto de las crisis energéticas y de la pandemia, la economía no se recuperó como lo hizo creer Angela Merkel, quien mantuvo una economía de ahorro y recorte para evitar una deuda pública. En cuanto a la política exterior igualmente entro en un debate poco prometedor y efectivo en con la situación de la guerra entre Ucrania y Rusia el fomento al diálogo de paz fue un total fracaso, el apoyo económico ha ido en aumento, hecho que desato muchas críticas por la falta de un presupuesto en el propio ministerio de defensa el cual solo aumento después de décadas de estancamiento a raíz de la guerra. La crisis energetica ha sido también una debilidad para la coalición sus pocas propuestas concretas llevaron a un aumento de hasta 80% más de lo habitual repercutiendo en la industria y en los bolsillos de los ciudadanos. En el parlamento se llamó a emitir el voto de confianza para el canciller, de forma que el resultado llevaría a elecciones anticipadas, pero aquí llego el otro problema: Olaf Scholz propuso una agenda para el voto de confianza en enero y para unas elecciones anticipadas en marzo del 2026, dando tiempo para la organización de tan compleja situación. Aunque el voto de confianza se podría hacer de forma inmediata negó hacerlo, su objetivo fue permitir que se discutan y aprueben algunas leyes que ya estaban en curso como el sistema de asilo europeo, las pensiones o ayudas económicas. Debido a la crisis política la figura moral que representa el presidente Steinmeier anunció que “estaba preparado para disolver el Parlamento y despejar el camino a nuevas elecciones”. La oposición conservadora se pronunció exigiendo al canciller el voto de confianza y no esperar hasta enero. El líder del partido de la Unión Cristianodemócrata la CDU declaró que “simplemente no podemos permitirnos tener un Gobierno sin mayoría en Alemania durante varios meses y luego llevar a cabo una campana electoral durante varias semanas. Aunque en este punto de la crisis política todos los partidos han coincidido en la urgencia de llamar a elecciones, la postura de Scholz ha sido llamar en enero al voto de confianza. Las campanas electorales ha dado inicio con una crisis política y económica de fondo. Esto está llevando a Alemania a una caída estrepitosa que quizá estaba ya anunciada, pero no se quería ver de manera clara. El grande de Europa ha caído y ahora se enfrenta a una crisis no solo política sino económica con una recesión que puede cambiar aún más el escenario económico, con una crisis de infraestructura y social que es un tema crucial para la sociedad. El colapso de la coalición es un fracaso político alemán y con ello solo nos queda preguntarnos ¿que tan conveniente ha sido democracia en Alemania, cuando no se llegan a acuerdos políticos?
Cintia Gil
Analista Independiente Alemania
Es consultora y analista independiente en Alemania. Trabaja en áreas de investigación y consultoría sobre los siguientes temas: política y relaciones entre la Unión Europea y América Latina, cooperación internacional de Alemania, migración e integración en Alemania. Fue profesora en la Technische Hochschule Aschaffenburg. Integrante del programa de formación como mediadora lingüística y cultural en Aschaffenburg, Alemania. Es miembro de la Latin American Studies Association (LASA), con enfoque en las relaciones Unión Europea–América Latina y el papel de las diásporas en la diplomacia internacional. Ha sido invitada por la Universidad de Berlín a participar en diversas investigaciones sobre América Latina. Colabora con la revista CIDOB d’Afers Internacionals como revisora de artículos académicos. Sus publicaciones se centran en la sociedad civil y su vínculo con la Unión Europea. Ha sido entrevistada por la agencia alemana GIZ sobre política exterior alemana. En México, fue asesora en la Cámara de Diputados. Desde 2009, forma parte del grupo de asesores europeístas de la Delegación de la Unión Europea en México.